Según la Biblia, los animales, como todos los demás seres y cosas, han sido creados por Dios. En el primer relato del Génesis, en el día quinto se crean los animales que pueblan las aguas y el aire, y en el día sexto, antes del hombre, los animales que pueblan la tierra. Esta descripción deja ver que aquí se reproduce el concepto hebreo del mundo animal, ya que la Biblia no es un libro de ciencia, sino de religión, y en esta cuestión, como en otras, se acomoda al estado cultural de la época en que se escribe cada libro sagrado. En el segundo relato de la Creación, Dios forma también a los animales y luego los presenta ante el hombre para que éste les imponga sus nombres (Gen 2, 19-20). Como en el antiguo Oriente la imposición del nombre es una señal de dominio, la significación de estos relatos es que los animales han sido creados por Dios y puestos por Él para el servicio y bajo el dominio del hombre.
Fiel a esta concepción, la Biblia refleja en general una gran estima por los animales. La legislación mosaica prevé varias normas para protegerlos. Así, por ejemplo, los animales tienen también derecho al descanso sabático (Dt 5, 14), se debe ayudar al asno excesivamente cargado (Ex 23, 5); cuidado especial merecen los pájaros que anidan o empollan (Dt 22, 6-7); se prohíbe poner bozal al buey que trilla (Dt 25, 4) para que pueda comer; no se debe uncir a un buey con un asno (Dt 22, 10), porque el asno es más débil, etc. En general, la misericordia universal de Dios alcanza también a los animales, como concluye el libro de Jonás (4, 11) y desarrolla magníficamente el Salmo 104, 10-30, preparando la enseñanza de Jesús sobre la Providencia, que también se preocupa de los animales (Mt 6, 26, y paralelos; cfr. Mt 18, 12 ss.).
La Biblia menciona también los animales salvajes, peligro para el hombre. A menudo sirven de instrumento de Dios para castigar los pecados de su pueblo (Lev 26, 22; 2 Reg 17, 25; Ez 14, 15). Esta situación de enemistad ha sido provocada por el pecado, que trastroca todo el orden de la Creación (cfr. Gen 3, 17-19). El mismo tentador que introduce el pecado en el mundo se describe bajo el símbolo de una serpiente. En contrapartida, la restauración mesiánica es descrita como una era de paz y de reconciliación universal y cósmica, que incluye la pacificación de los animales proverbialmente hostiles entre sí y enemigos del hombre, es decir, como la vuelta a la paz paradisíaca, en la que todos los animales estaban sumisos al hombre (cfr. el famoso oráculo de Is 11, 6-9).
Animales puros e impuros
La relación de estos animales la da Lev 11, 1-31, y la repite más brevemente Dt 14, 3-20. De los cuatro grupos señalados, los cuadrúpedos, para ser puros, tienen que ser rumiantes y tener además la pezuña hendida. Se consideran impuros el camello, el conejo, la liebre y el cerdo. Como se ve, las condiciones son también, según la apariencia vulgar. De los acuáticos son puros los que tienen aletas y escamas, y no se especifican los impuros; de los volátiles se da una lista de las aves impuras, que comprende en general las aves rapaces y otras como el murciélago, etc.; entre los menores que vuelan, son impuros todos los que andan a cuatro patas, excepto los que tienen las dos de atrás más largas para saltar, concretamente la langosta en sus diversas formas; los reptiles son todos impuros, y se especifican. La impureza de estos animales afectaba a no poder ofrecerlos en sacrificio (Gen 8, 20), ni comer su carne, ni tocar su cadáver. También era impuro, a efectos de contacto, el cadáver de un animal puro muerto naturalmente (Lev 11, 39-40).
Esta clasificación de animales puros e impuros es preciso interpretarla dentro de su contexto histórico, la vida entera del israelita era como un culto ofrecido a Dios, por eso el pueblo santo del Dios Santo (Lev 11, 44) debía distinguirse, hasta en esos pormenores, de todos los demás pueblos.
Detalle Biblico:
Deuteronomio 14:3-20 (Versión Biblica Reina-Valera 1960)
Animales limpios e inmundos
(Lv. 11.1-47) 3 Nada abominable comerás.
4 Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.
6 Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese podréis comer.
7 Pero estos no comeréis, entre los que rumian o entre los que tienen pezuña hendida: camello, liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán inmundos;
8 ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos.
9 De todo lo que está en el agua, de estos podréis comer: todo lo que tiene aleta y escama.
10 Mas todo lo que no tiene aleta y escama, no comeréis; inmundo será.
11 Toda ave limpia podréis comer.
12 Y estas son de las que no podréis comer: el águila, el quebrantahuesos, el azor,
13 el gallinazo, el milano según su especie,
14 todo cuervo según su especie,
15 el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies,
16 el búho, el ibis, el calamón,
17 el pelícano, el buitre, el somormujo,
18 la cig:ueña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
19 Todo insecto alado será inmundo; no se comerá.
20 Toda ave limpia podréis comer.
Levítico 11:1-31 (Versión Biblica Reina-Valera 1960)
Levítico 11
Animales limpios e inmundos
(Dt. 14.3-21) 1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles:
2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra.
3 De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis.
4 Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo.
5 También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo.
6 Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda.
7 También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.
8 De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos.
9 Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis.
10 Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación.
11 Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos.
12 Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación.
13 Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor,
14 el gallinazo, el milano según su especie;
15 todo cuervo según su especie;
16 el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie;
17 el búho, el somormujo, el ibis,
18 el calamón, el pelícano, el buitre,
19 la cig:ueña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
20 Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en abominación.
21 Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra;
22 estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie.
23 Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación.
24 Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la noche,
25 y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche.
26 Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia, tendréis por inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo.
27 Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche.
28 Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los tendréis por inmundos.
29 Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie,
30 el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
31 Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche.
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